jueves, 27 de agosto de 2015

Siervo de Dios P. Ricardo Pelufo Esteve

 
 
 
  

 
 


 
    El Siervo de Dios, P. Ricardo Pelufo Esteve nació en Algemesí en 1885, ingresó en la Orden Franciscana, y se ordenó en 1909. Entre otros cargos, hacia 1923 era Rector en Teruel, de donde pasó al Colegio de la Concepción de Onteniente. Definidor Provincial y Vicario en 1927, Custodio de la Seráfica Provincia de Valencia en 1931, en el Convento de San Lorenzo de la capital.
   Fue asesinado en Villanueva de Castellón, 27 de agosto de 1936. Sus restos fueron trasladados a Algemesí en 1945.
   Tras la fase diocesana del Proceso, la Causa del "Siervo de Dios Ricardo Pelufo Esteve y 43 compañeros mártires" se encuentra ya en Roma, en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos.



 
   Reproducimos aquí dos artículos biográficos que se publicaron el la revista Acción Antoniana en 1945 y 1946:
 
 
 
"La Orden Franciscana y Algemesí tributaron honras póstumas a los restos del P. Ricardo Pelufo
 
 
El Rdo. P. Pelufo fue durante muchos años una de las figuras más salientes de la Provincia franciscana de Valencia, en la que desempeñó los cargos de Ministro Provincial, Custodio, Definidor y Rector de los Colegios de Onteniente Y Teruel. Asesinado durante el trágico verano del año 36, sus restos permanecieron en el cementerio de Villanueva de Castellón hasta el día 7 de febrero, en que fueron trasladados a Algemesí, su pueblo natal.
Al acto se sumó la población toda, enlutando los balcones con colgaduras blancas y crespones negros. La Orden Franciscana, representada por el muy reverendo P. Luis Colomer, Ministro Provincial, y por varios religiosos de las Comunidades de Onteniente, Carcagente y Valencia, con el clero de Algemesí, tributaron a los restos del P. Pelufo solemnísimas honras fúnebres, presididas por otra gran figura de los franciscanos, el Obispo de Teruel, Excmo. y Rmo. Fr. León Villuendas.

El clero parroquial, los franciscanos, el señor Obispo de Teruel, revestido de pontifical; el Ayuntamiento y jerarquías bajo mazas, etc., esperaron el féretro a las puertas de la población. Organizada la fúnebre comitiva, se encaminaron a la parroquia de San Jaime, atestada de fieles. Depositada la caja sobre un severo túmulo, se cantó una solemne Misa de Réquiem y un responso. Ofició en la Misa el M. Rdo. P. Luis Colomer; en el responso, el Excmo. Sr. Obispo; en la presidencia familiar el hermano del finado, D. Enrique Pelufo, virtuoso sacerdote del clero de Carcagente.


Acto seguido se organizó otra vez el fúnebre cortejo para acompañar al mártir a la Cripta de los Caídos, que hace unos meses se bendijo. Una gran multitud de fieles siguió tras el féretro, y llegado a la cripta, se rezó un responso, tras el cual el señor Obispo de Teruel, con emoción grandísima, dirigió unas palabras a la multitud, palabras llenas de unción cristiana y amor patrio.
(marzo - abril de 1945)
 
 
 
Año 1927
 
 
 
   Un segundo artículo, de 1946, titulado "Rutas de sangre. Destrucciones y martirios. Convento de San Lorenzo", cuenta además algunos detalles sobre lo ocurrido en Valencia. La residencia de los Superiores de la Provincia franciscana en Valencia, en San Lorenzo, "tuvo que cerrarse el convento el 21 de julio y disolverse su comunidad. En ella hubo cuatro víctimas sacrificadas al furor de la revolución".
   Asimismo, continúa el artículo, "la iglesia quedó despojada de los altares laterales y de todas las imágenes y utensilios del culto, siendo dedicada a almacén de los ingenieros militares. El convento fue convertido en oficinas del XXII Cuerpo del Ejército de Levante, habiendo desaparecido todo cuanto los religiosos dejaron en él.
 De la Biblioteca, formada por 4.000 volúmenes, no quedó rastro alguno y fue convertida en sastrería militar."
 
   Dedica después un apartado al hoy Siervo de Dios, P. Ricardo Pelufo, en el que se narran las circunstancias de su martirio:


 
"P. Ricardo Pelufo, Min Prov.
 
La revolución marxista, al dar muerte a este insigne religioso, dejó huérfana de Padre a la Seráfica Provincia de Valencia precisamente en las horas trágicas del infortunio, en que los religiosos, sin contacto unos con otros y abandonados a su propia suerte, más necesitaban de la unión moral y del consuelo y apoyo de su Superior Provincial. En Valencia, su habitual residencia, le sorprendió el Movimiento, y creyéndose más seguro en Algemesí, su pueblo natal, y poder desde allí controlar a sus religiosos dispersos, marchó en busca de refugio seguro en casa de sus hermanos. Pero a la hora justa de hallarse en compañía de sus familiares, fue descubierto, detenido y asesinado en Villanueva de Castellón, donde apareció su cadáver el 27 de agosto de 1936, contando entonces cincuenta y un años de edad, treinta y cuatro de votos y veintiséis de presbiterado.

Lamentable fue la muerte de este insigne religioso, que a su relativa juventud, virtud acrisolada, dotes de organizador, firmeza de carácter y competencia en la enseñanza, unía el cargo que dignamente desempeñaba de Ministro Provincial, a gusto, satisfacción y aplauso de todos sus súbditos. Sus dotes de gobierno le llevaron a ocupar cargos apenas ordenado de sacerdote. Desempeñó los rectorados de Teruel y Onteniente; regentó la inspectoría y la cátedra en ambos Colegios de enseñanza. Fue igualmente Definidor y Custodio Provincial, y ostentando este último cargo tomó parte, en ausencia del Ministro Provincial por enfermo, en el Capítulo General de la Orden, celebrado en Asís, el año 1933, en la fiesta de Pentecostés. A últimos de noviembre del mismo año fue elevado a la dignidad de Ministro Provincial, en cuyo cargo le sorprendió la muerte, siendo el segundo Ministro de esta Provincia Seráfica que fallece en el desempeño de su oficio.

Su mandato no dio el resultado que se esperaba, dadas las dotes que adornaban al difunto P. Pelufo, por los trastornos políticos que agitaban a España, en que un régimen prerrevolucionario hacía imposible la vida a las Ordenes religiosas y minaba los fundamentos básicos del orden social. Así y todo, dio órdenes acertadas, mantuvo la observancia y disciplina regular y fundó la Comisaría de nuestras Casas de Argentina sujetas a .esta Provincia Regular, y que tuvieron el placer de recibir su visita pastoral el año de 1935.
Dios habrá premiado en el cielo las amarguras que, en su corazón de padre, le ocasionaba la revolución triunfante en esta región de Levante, con el cierre de los conventos y el derrumbamiento de la Seráfica Provincia, que gobernaba a los cincuenta y ocho años justos de su gloriosa restauración.

Encontró la muerte en Villanueva de Castellón, a donde, en unión de su hermano don José, le trasladaron maniatado como un malhechor los milicianos de Algemesí. Se sabe que le hicieron brillantes y tentadoras proposiciones si ofrecía sus servicios y dotes de organizador al comité local, falto de hombres capacitados. Esas proposiciones fueron rechazadas de plano; sin casi oírlas, prefiriendo una muerte cruel y violenta y el derramamiento de su sangre por amor a Dios, a cuantas glorias humanas pudieran proporcionarle en aquellas horas amargas los enemigos de su fe.

No quiso morir de espaldas a sus asesinos, sino de frente a ellos, con los ojos abiertos, la cabeza levantada y los brazos cruzados sobre el pecho. Sus palabras de perdón fueron conmovedoras; pero las últimas que pronunció en este mundo fueron sublimes: "Pido a Dios -dijo- que cada gota de mi sangre sea la semilla de un nuevo religioso franciscano para mi amada Provincia Seráfica de Valencia".

¡Hermosas palabras que el Señor quiera tengan cumplimiento! Su cadáver fue depositado provisionalmente en el cementerio de Villanueva de Castellón, en un nicho particular cedido generosamente por la familia de los señores de Llagaria. Posteriormente, estos restos mortales fueron trasladados con toda solemnidad, el 6 de febrero de 1945, desde Villanueva a Algemesí, con asistencia del Excmo. y Rmo. P. León Villuendas, O.F.M., Obispo de Teruel, connovicio y compañero de estudios del mártir de la fe. Al acto, que constituyó un sentido homenaje a la memoria del llorado P. Pelufo, se asociaron, además del Muy Rdo. P. Luis Colomer, Ministro Provincial entonces de los PP. Franciscanos, y varios religiosos de Valencia, Onteniente y Carcagente, las autoridades, Cleros, Jerarquías e inmensa muchedumbre de dichas localidades de Villanueva de Castellón y Algemesí. Desde esa fecha los restos del P. Pelufo esperan la resurrección universal en la cripta de los caídos de la iglesia parroquial de Algemesí."
(Nº 214 - 215 Octubre - noviembre 1946)



 
"P. Ministro Provincial con su definitorio en 1929. Sentados, de iz a der: PP Lorenzo Pérez, Custodio, Luís Fullana, Min. Prov., Juan Bta Botet, Secretario. De pie: Fernando Fabregat, Luís Colomer, Demetrio Moltó y Ricardo Pelufo."
La Acción Antoniana, 1929. (ofmval.org)
 



   Fuente: Revista La Acción Antoniana. Gran parte puede consultarse en ofmval.org.
 
 


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